En la mayor parte de los pueblos de la provincia la sublevación no se produjo o fue sofocada a los pocos días: en el mundo rural no existía una trama conspiradora de envergadura o suficientemente coordinada. Sólo en una minoría de pueblos había círculos conspiradores que pasaron a la acción una vez se produjo el alzamiento. Por otro lado, la mayor parte de la Guardia Civil fue enviada a la ciudad de Toledo, según el plan establecido por el jefe de su Comandancia Provincial, Pedro Basart, lo que privó a los pueblos de un importante efectivo para desplegar la sublevación. Todo ello determinó que en la mayor parte de las localidades las fuerzas populares tomaran el control sin apenas violencia. Sólo en un corto número de municipios triunfó la sublevación, aunque temporalmente: en ellos, los círculos conspiradores sí tomaron la iniciativa, tomando el pueblo o sus puntos clave y resistiendo en esta posición hasta que las fuerzas gubernamentales y los sindicatos los desalojaron por la fuerza, en ocasiones después de varios días. En algunos casos se necesitó la llegada de milicianos de otras localidades vecinas para acabar con los sublevados. En otro grupo de localidades hubo enfrentamientos armados de pequeña envergadura entre las fuerzas populares y los partidarios de la sublevación, que se resolvieron pronto en favor de los primeros. En otros pueblos, generalmente los más pequeños, se hizo vida normal durante varios días porque no habían llegado las noticias de lo ocurrido o porque no había enfrentamientos previos de importancia en la localidad hasta que se enteraron de lo ocurrido por radio.
Autora: ACP