José Antonio “Chilava” y Manuel López Duro “Yerno del Caracol” en la lucha guerrillera

Ejemplo de partida guerrillera. Partida de “Ligero”. Fuente: PRIETO PRIETO, Ángel, Guerrilleros de la libertad: resistencia armada contra Franco, Madrid, Oberon, 2004, p. 165.

Los hermanos José Antonio y Manuel López Duro “Chilava” y “Yerno del Caracol”, que habían formado una partida independiente junto a José Sahuquillo “Tarzán” y Francisco Castillo “Maravillas”, permanecieron en la zona de Hellín una vez se disolvió la partida guerrillera.

En Hellín realizaron pequeños golpes económicos para poner subsistir en la sierra. En otras ocasiones mantuvieron contactos con miembros del Comité Provincial del PCE en Albacete, aunque en la mayoría de las ocasiones actuaron de manera independiente.

El 22 de mayo de 1948, “Chilava” y “Yerno del Caracol”, junto a José González Díaz “Benito”, Manuel Davia Gil “El Guindo” y Enrique Gil Martínez “Monguerre”, naturales de la pedanía de Isso, intentaron realizar un atraco en una finca de Hellín, pero se encontraron con la resistencia de los dueños de la finca. Resultado del enfrentamiento, murió José González “Benito”. El resto de los guerrilleros consiguieron escapar y cruzar la frontera francesa en septiembre de 1948.

El incremento de acciones guerrilleras llevó a la jefatura de la 135ª Comandancia a establecer nuevos destacamentos de la Guardia Civil en las comarcas montañosas de la provincia de Albacete. Algunos de estos destacamentos fueron el de Gontar, el de Taibilla y el de Villa de Ves.

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Adolfo Lucas Reguilón García “Severo Eubel de la Paz” y la Operación Ventosa

Adolfo Lucas Reguilón García “Severo Eubel de la Paz”. Fuente: DÍAZ DÍAZ, Benito, La guerrilla antifranquista en Toledo: La primera Agrupación Guerrillera del Ejército de Extremadura-Centro, Talavera de la Reina, Colectivo de Investigación Histórica Arrabal, 2001.

Hacia finales de 1943, tras tener conocimiento de la creación en Madrid de la Junta Suprema de Unión Nacional, Adolfo Lucas Reguilón García “Severo Eubel de la Paz”, empezó a formar un grupo de guerrilleros por la sierra de Gredos, Valle del Tiétar y la comarca toledana de la Sierra de San Vicente.

Durante la guerra civil, Severo había sido comisario de Sanidad en Levante. No quiso huir de España y fue capturado e internado en el campo de concentración de Albatera (Alicante). Desde allí fue trasladado a la cárcel de Talavera de la Reina y luego pasaría a la cárcel de Toledo, hasta que fue puesto en libertad en la primavera de 1943. Desde entonces se instaló en Madrid, pero, tras la detención de su cuñado, se escondió junto a su mujer en una casa de unos conocidos en Ávila y luego en una cueva en el monte.

Creó una red de enlaces, que puso al servicio de la Unión Nacional Española. “Severo Eubel de la Paz” nunca llevó a cabo ninguna acción violenta y básicamente se dedicó a desarrollar una intensa labor propagandística, lanzando folletos políticos que elaboraba con una pequeña imprenta portátil de su propiedad.

Con la invasión del Valle de Arán, puso en marcha la Operación Ventosa, que consistió en derribar varios postes de la empresa de conducción eléctrica Saltos del Alberche en La Iglesuela (Toledo), al mismo tiempo que repartían propaganda en las que desafiaban a las fuerzas franquistas para que fuesen a combatirlos al Cerro del Piélago (Toledo), que quedaba muy alejado de donde realmente se encontraban los huidos. Días más tarde, varios grupos de la Guardia Civil realizaron batidas por las sierras de esta comarca toledana, sin obtener ningún resultado positivo, algo que fue considerado como un éxito por “Severo Eubel de la Paz”.

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Los primeros huidos en la provincia de Ciudad Real

La fuerte represión que tuvo lugar al término de la Guerra Civil supuso que muchos militares republicanos buscaran refugio en las zonas montañosas de la provincia de Ciudad Real, al igual que ocurrió en el resto de España. A ellos se unieron huidos de las cárceles franquistas, que fueron formando, hasta 1944, pequeñas partidas que actuaban con independencia, sin organización política y, en un primer momento, por pura supervivencia.

Destaca una alta concentración de huidos en las sierras limítrofes de las actuales provincias de Badajoz y Toledo, ya que poseían unas características de abundante vegetación que favorecían la ocultación. Uno de los que se refugió en estas sierras fue Braulio García Fernández “El Barbas” o “Comisario”, natural de Navas de Estena. “El Barbas” se unió a otros huidos, logrando tejer una amplia red de enlaces por Navahermosa y Navas de Estena. Fueron tan abundantes los huidos en esta zona, que los habitantes de la localidad convivían a diario con ellos.

En consecuencia, aumentaron las batidas de la Guardia Civil que, a finales de 1940, detuvo a seis vecinos del pueblo. Ante el temor, algunos de ellos se refugiaron en la sierra junto a Braulio García.

En estos años, cualquier mínima sospecha era suficiente para ser condenado a muerte, como les ocurrió a los hermanos Crisóstomo y Ricardo Moraleda Fernández, detenidos en Horcajo de los Montes al ser acusados de robar harina para vendérsela a los huidos. Los dos fueron fusilados el 23 de enero de 1942 en Villarta de los Montes (Badajoz).

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La partida de Sixto García Espinosa “Sixto”, José Antonio Fernández Martínez “El de Miller” y Juan Ruiz González “Alcalde de Yeste”

Yeste y su entorno. Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/6e/Yeste_I.jpg

Sixto García Espinosa “Sixto”, José Antonio Fernández Martínez “El de Miller” y Juan Ruiz González “Alcalde de Yeste” conformaron una partida guerrillera que anduvo en la sierra desde inicios de 1944. Lograron sobrevivir debido a los pequeños robos que cometían, pero no realizaron ningún secuestro ni ninguna gran acción económica.

El 27 de agosto de 1947, en las Casicas del Río Segura (Santiago de la Espada, Jaén), situado cerca del límite provincial con Albacete, fue asesinado José Antonio Fernández Martínez “El de Miller” por un vecino de la aldea de La Toba.

A la partida se unieron Juan Sáez Fernández, alcalde de Nerpio, y Manuel Romero López, secretario de esa misma localidad, en enero de 1949. Sin embargo, su estancia en la sierra fue breve. Juan Sáez abandonó el grupo y se trasladó con su familia a Valencia, donde fue detenido por la Guardia Civil al ser delatado por Manuel Romero. Este último se entregó a la Guardia Civil de Albacete.

Manuel Romero también delató a “Sixto” y “Alcalde de Yeste”, de tal modo que el 20 de mayo de 1950 fueron cercados en una cueva situada en el término de Santiago de la Espada (Jaén). Después de dos días de cerco, la Guardia Civil consiguió darles muerte y sus cadáveres, con la cabeza carbonizada y llenos de impactos de bala, fueron expuestos en la plaza del pueblo.

El incremento de acciones guerrilleras llevó a la jefatura de la 135ª Comandancia a establecer nuevos destacamentos de la Guardia Civil en las comarcas montañosas de la provincia de Albacete. Algunos de estos destacamentos fueron el de Gontar, el de Taibilla y el de Villa de Ves.

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Los huidos Andrés Lara Duro “Larica” y Cándido Jiménez Herreros

Miembros de la guerrilla antifranquista. Fuente: http://garofanohistoriaesp2bch.blogspot.com/2020/05/luchadores-sin-moviles-parte-2.html

Aunque el 1 de abril de 1939 el general Francisco Franco daba por terminada la Guerra Civil, la paz estuvo muy lejos de llegar al país. La fuerte represión supuso que muchos militares republicanos buscaran refugio en las zonas montañosas de la provincia de Albacete, al igual que ocurrió en el resto de España. A ellos se unieron huidos de las cárceles franquistas, que fueron formando, hasta 1944, pequeñas partidas que actuaban con independencia, sin organización política y, en un primer momento, por pura supervivencia. Sus principales actuaciones se centraron en el robo en casas de campo para proveerse de alimentos, dinero y armas y, en ocasiones, secuestraron a personas adineradas para cobrar el rescate y comprar determinados productos a sus enlaces. Aunque fueron numerosas las partidas que surgieron en este tiempo, pocas fueron relevantes.

La pareja de huidos formada por Andrés Lara Duro “Larica” y Cándido Jiménez Herreros, logró permanecer oculta en las sierras cercanas a Hellín desde 1942. Subsistieron durante una década gracias a la ayuda de familiares y enlaces, y también realizando pequeños robos a transeúntes que pasaban por la sierra. Sin embargo, una contrapartida dirigida por el sargento Eduardo Panadero García, de la Comandancia de Albacete, consiguió dar con ellos y arrebatarles la vida en febrero de 1950.

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Los primeros grupos de maquis asentados en las sierras de Talayuelas

Localización de Campillos de la Sierra (Cuenca), donde tuvo lugar un importante atraco realizado por los guerrilleros de la partida de “Capitán”. Fuente: Elaboración propia a través de Google Earth.

Desde 1940 se movieron por la provincia de Cuenca huidos de los campos de trabajo y de las cárceles. No eran demasiados cuantitativamente, pero sí destaca el hecho de que estos lugares de represión fueron el foco que permitieron establecer relaciones entre los represaliados que se unirían a la guerrilla.

Los maquis que consiguieron sobrevivir y asentarse en las sierras de Talayuelas, en los límites provinciales entre Cuenca y Valencia, establecieron una amplia red de enlaces y puntos de apoyo. A ellos se sumaron hombres de la comarca valenciana Requena-Utiel. Consiguieron la colaboración de los vecinos de Santa Cruz de Moya, sus aldeas (La Olmeda, Higueruelas y Las Rinconadas) y sus rentos (Orchova y La Casa del Marqués). Estos guerrilleros se establecieron en campamentos estables que conformaban en torno a chabolas de madera y piedras cubiertas de ramas, así como refugios en cuevas.

Al mismo tiempo, se estableció la lucha contra el maquis en la provincia de Cuenca, a cargo de la 201ª Comandancia de la Guardia Civil, con cuatro compañías situadas en Cuenca, Tarancón, Motilla del Palancar y San Clemente, que a su vez tenían varias líneas cada una, con puestos y destacamentos. Sería en 1946 cuando se constituyeron grupos móviles que actuaban al modo de contraguerrillas. La Guardia Civil tuvo carta blanca para la represión y eliminación de la guerrilla, por eso no dudó en aplicar la ley de fugas y las torturas a los detenidos y sospechosos de colaboración con la guerrilla.

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Las primeras acciones del grupo de “Capitán” en la serranía conquense (1944)

Anastasio Serrano Rodríguez “Capitán”. Fuente: SHGC (DÍAZ DÍAZ, Benito, La guerrilla antifranquista en Castilla-La Mancha, 1939-1952, Cuenca, Editorial Cuarto Centenario, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2022).

Desde 1940 se movieron por la provincia de Cuenca huidos de los campos de trabajo y de las cárceles. No eran demasiados cuantitativamente, pero sí destaca el hecho de que estos lugares de represión fueron el foco que permitieron establecer relaciones entre los represaliados que se unirían a la guerrilla.

El 18 de septiembre de 1944, un grupo compuesto por 20 maquis, al mando de Victoriano Anastasio Serrano Rodríguez “Capitán”, cruzaba la frontera de los Pirineos. Este primer grupo, después de muchas peripecias, se asentaría en las estribaciones montañosas cercanas a Landete y Cañete, sitas en la provincia de Cuenca.

El 17 de abril del año siguiente, el grupo fue denunciado por Domingo Varea, un guarda forestal, en las proximidades de Henarejos. El grupo logró sortear el cerco y en el tiroteo mataron al cabo Juan Villafranca Jiménez. En consecuencia, las fuerzas represivas comenzaron a realizar batidas por los montes cercanos para encontrar a los guerrilleros. Uno de ellos se separó el grupo y cayó, traicionado, en Gascueña.

El resto del grupo guerrillero decidió dividirse en dos para dificultar su captura. Así quedaron dos grupos, el de “Capitán” y el de Mateo Martínez “Mateo”. Este último grupo, de 7 componentes, fue localizado por la Guardia Civil el 26 de abril en Huélamo. Dos guerrilleros resultaron muertos, mientras que los otros cinco huyeron y se escondieron en los rentos de Cañete, permaneciendo ocultos durante ocho meses, hasta que contactaron con el grupo de “Delicado”, que los incorporará a la guerrilla.

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Del maquis francés a las sierras de Cuenca y Guadalajara durante 1945. El grupo “I de Guerrilleros de Guadalajara”

Ejemplo de partida guerrillera. Partida de “Ligero”. Fuente: PRIETO PRIETO, Ángel, Guerrilleros de la libertad: resistencia armada contra Franco, Madrid, Oberon, 2004, p. 165.

Hasta finales de 1944 continuaron llegando grupos de maquis a España. Es el caso del grupo de diez hombres liderado por Enrique Corachán Hernández “Vicente”, que se dirigía a Buñol (Valencia). Sin embargo, cuatro de ellos fueron apresados y abatidos durante el trayecto. En Buñol, incapaces de contactar con la dirección comunista, el grupo se deshizo. Algunos de ellos se dirigieron a los Montes de Toledo para unirse a la guerrilla. Otros, como Timoteo Ruiz, natural de Los Navalmorales (Toledo), fueron destinados a labores políticas en Madrid. El líder del grupo, “Vicente”, regresó a Francia a mediados de 1946.

El 25 de agosto de 1945 cruzó la frontera el grupo llamado “I de Guerrilleros de Guadalajara”, que se dirigía al sureste de dicha provincia. Su objetivo consistía en poner en marcha la Agrupación Guerrillera de Guadalajara y estaba compuesto por seis guerrilleros: Pedro Galiano Jiménez, José León Cuadrado, Ismael Sanz Rueda, Jacinto Ruiz Sánchez, Enrique Fernández Asensio y Vicente Pérez Giner. El grupo no tuvo éxito en su marcha, ya que fue desarticulado el 9 de septiembre de 1945 en un enfrentamiento con la Guardia Civil en las proximidades de Talamanca (Barcelona).

El 18 de septiembre de 1945, salió de Francia Emilio Cardona López “Jalisco”, natural de Campo Arcís (Valencia), integrante del 2º Grupo de Levante. Lo mismo haría Doroteo Ibáñez Alconchel “Ibáñez”, junto con otros cinco guerrilleros que formaban el grupo de “Los Maños”. En este grupo se encontraba José Manuel Montorio Gonzalvo “Chaval”.

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Del maquis francés a las sierras de Cuenca y Guadalajara durante 1944

Florián García Velasco “Grande” (izquierda), brindando por no haber sido concedida por la justicia francesa su extradición a España, 23 de enero de 1954. Fuente: S. F. Cava, Los guerrilleros de Levante y Aragón (DÍAZ DÍAZ, Benito, La guerrilla antifranquista en Castilla-La Mancha, 1939-1952, Cuenca, Editorial Cuarto Centenario, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2022).

El 18 de septiembre de 1944, un grupo compuesto por 20 maquis, al mando de Victoriano Anastasio Serrano Rodríguez “Capitán”, cruzaba la frontera de los Pirineos. Este primer grupo, después de muchas peripecias, se asentaría en las estribaciones montañosas cercanas a Landete y Cañete, sitas en la provincia de Cuenca.

El 9 de octubre, entraron en España, por el puerto de Benasque, José Andrés Benito Vindel, natural de Sacedón (Guadalajara), Esteban Rueda de la Hera, Antonio Rodríguez González y Ramón Iglesias Iglesias. El grupo consiguió llegar hasta Tragacete, en la Serranía Alta conquense, aunque su estancia en estos territorios sería breve. Este grupo, al igual que le ocurriría a otros tantos, no contó con el apoyo de la población vecina de estas sierras, de modo que tampoco eran capaces de integrarse y adaptarse a un territorio desconocido para ellos. Este grupo fue traicionado el 12 de enero de 1945 en Tragacete por el dueño de un rento, que los denunció a la Guardia Civil. En el enfrentamiento murieron José Andrés Benito y Esteban Rueda. Días más tarde abatieron a Antonio Rodríguez y detuvieron a Ramón Iglesias.

Unos días más tarde, el 16 de octubre, atravesó la frontera un grupo compuesto por 30 maquis, liderado por Juan Ramón Delicado González “Delicado”. Sin embargo, a la serranía conquense solo llegarían 10 del grupo inicial. Estos maquis se unieron a los hombres de “Capitán”. Posteriormente, “Delicado” y “Capitán” tendrían un papel decisivo en la constitución de la Agrupación Guerrillera de Levante durante el verano de 1946.

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La partida de “Quincoces”

Jesús Gómez Recio “Quincoces”. Fuente: DÍAZ DÍAZ, Benito (coord.), La guerrilla en Castilla-La Mancha, Ciudad Real, Almud, ediciones de Castilla-La Mancha, Biblioteca Añil, 2004.

Aunque el 1 de abril de 1939 el general Francisco Franco daba por terminada la Guerra Civil, la paz estuvo muy lejos de llegar al país. La fuerte represión supuso que muchos militares republicanos buscaran refugio en las zonas montañosas de la provincia de Toledo, al igual que ocurrió en el resto de España. A ellos se unieron huidos de las cárceles franquistas, que fueron formando, hasta 1944, pequeñas partidas que actuaban con independencia, sin organización política y, en un primer momento, por pura supervivencia.

Aunque fueron numerosas las partidas que surgieron en este tiempo, pocas fueron relevantes. El 30 de junio de 1940 se fugaron de la cárcel de Aldeanueva de San Bartolomé (Toledo) Jesús Gómez Recio “Quincoces”, que había sido elegido alcalde por el PSOE en 1932, y tres compañeros más. A su embrionaria partida se unieron hombres de toda la comarca de La Jara, convirtiéndose en la más amplia de toda la zona Centro, con un total de 22 guerrilleros. En un primer momento, estos guerrilleros se movieron por las sierras de Guadalupe y Altamira, entre las provincias de Toledo y Cáceres, así como por Cabañeros (Ciudad Real) y mantenían contactos con sus familias, que les proporcionaban víveres y pertrechos. Su objetivo era la supervivencia. La partida de “Quincoces” extendió una amplia red de enlaces por la zona cercana a Aldeanueva de San Bartolomé, donde gozaban de un gran prestigio. Poco a poco, “Quincoces” comenzó a orientar su actividad al derrocamiento del régimen.

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