Desde 1940 se movieron por la provincia de Cuenca huidos de los campos de trabajo y de las cárceles. No eran demasiados cuantitativamente, pero sí destaca el hecho de que estos lugares de represión fueron el foco que permitieron establecer relaciones entre los represaliados que se unirían a la guerrilla.
El 18 de septiembre de 1944, un grupo compuesto por 20 maquis, al mando de Victoriano Anastasio Serrano Rodríguez “Capitán”, cruzaba la frontera de los Pirineos. Este primer grupo, después de muchas peripecias, se asentaría en las estribaciones montañosas cercanas a Landete y Cañete, sitas en la provincia de Cuenca.
El 17 de abril del año siguiente, el grupo fue denunciado por Domingo Varea, un guarda forestal, en las proximidades de Henarejos. El grupo logró sortear el cerco y en el tiroteo mataron al cabo Juan Villafranca Jiménez. En consecuencia, las fuerzas represivas comenzaron a realizar batidas por los montes cercanos para encontrar a los guerrilleros. Uno de ellos se separó el grupo y cayó, traicionado, en Gascueña.
El resto del grupo guerrillero decidió dividirse en dos para dificultar su captura. Así quedaron dos grupos, el de “Capitán” y el de Mateo Martínez “Mateo”. Este último grupo, de 7 componentes, fue localizado por la Guardia Civil el 26 de abril en Huélamo. Dos guerrilleros resultaron muertos, mientras que los otros cinco huyeron y se escondieron en los rentos de Cañete, permaneciendo ocultos durante ocho meses, hasta que contactaron con el grupo de “Delicado”, que los incorporará a la guerrilla.
Autora: LPG