Toledo supone la segunda provincia de Castilla-La Mancha con mayor número de fosas comunes registrada en el Mapa de Fosas, aunque con los datos conocidos gracias a las investigaciones del equipo de Mapas de la Memoria de la UNED pasaría al tercer puesto. El Mapa registra 49 fosas en 32 localidades diferentes, de las cuales 16 no han sido intervenidas; 2 no han sido intervenidas pero sí dignificadas; 4 han sido exhumadas parcialmente y una exhumada y además ha sido dignificada; 12 han sido exhumadas totalmente (aunque la mayoría de estas exhumaciones no se llevaron a cabo de forma científica y en muchos casos han consistido en un mero traslado al osario; una ha sido dignificada; 2 han desaparecido y, por último, 11 han sido trasladas al Valle de los Caídos. Así, más del 55% de las fosas no han sido intervenidas o fueron trasladadas durante la dictadura a este monumento.
Las cifras de la represión franquista en Toledo siguen sin estar claras, pero los estudios de la última década se acercan cada vez más a la cifra de 5000 represaliados, siendo la razia la forma principal forma de represión durante el conocido como “primer terror”. La actitud de los gobiernos locales y de los ciudadanos difiere según la región, pero, en líneas generales encontramos políticas de olvido abiertas o veladas a pesar de la lucha de asociaciones memorísticas y de familiares. Destaca en este caso la actitud del Ayuntamiento de Oropesa ante la fosa de la localidad: el alcalde decidió en 2014 reconvertir la zona del cementerio viejo, donde se encuentra una fosa común, y afirmó que aunque se encontrasen restos humanos durante los trabajos no se iba a erigir un monumento a los represaliados porque hubo “locuras en ambos bandos”. A pesar de estos casos el trabajo por la recuperación de la memoria en la provincia sigue vivo, destacando exhumaciones recientes como la de la fosa de Recas, o las programadas para el futuro próximo como en Tembleque.
Autor: RAL