La fosa del cementerio de Lillo es una de las 16 fosas que no han sido intervenidas. Según el Mapa Estatal de Fosas y la información proporcionada por el Ayuntamiento de Lillo, esta fosa es resultado de la represión sistemática que se ejerció sobre Lillo a partir del 17 de mayo de 1939 y que duró hasta el 25 de noviembre del mismo año. En esta fosa, según el Registro Civil del Juzgado de Lillo, estarían enterradas alrededor de 135 víctimas fusiladas en las tapias del cementerio, todas ellas condenadas por «adhesión a la rebelión». En la primera ejecución fue fusilado el Alcalde Presidente de Lillo, Ignacio Vélez Camuñas. El resto de las víctimas, la gran mayoría jornaleros, eran vecinos de diferentes localidades.
Al no haber sido intervenida, los restos permanecen todavía enterrados en la fosa. No obstante, gracias al Registro Civil, se conoce la identidad de las víctimas, hecho que en muchos otros casos no ha sido posible.
Toledo supone la segunda provincia de Castilla-La Mancha con mayor número de fosas comunes registrada en el Mapa de Fosas, aunque con los datos conocidos gracias a las investigaciones del equipo de Mapas de la Memoria de la UNED pasaría al tercer puesto. Existen 49 fosas en 32 localidades diferentes. Aparecen 16 fosas no intervenidas, 2 no intervenidas, pero dignificadas, 4 exhumadas parcialmente y una que además ha sido dignificada, 12 exhumadas totalmente (aunque la mayoría no ha sido de forma científica y en muchos casos solo un traslado al osario) y una dignificada; 2 han desaparecido y, por último, 11 han sido trasladadas al Valle de Cuelgamuros, antes denominado Valle de los Caídos. Más del 55% de las fosas no han sido intervenidas o han sido trasladadas al Valle de Cuelgamuros. Las cifras de la represión franquista en Toledo siguen sin estar claras, pero los estudios de la última década se acercan cada vez más en torno a las 5000, siendo la razia la forma principal forma de represión durante el conocido como “primer terror”.
Autora: LMC