Entre los años 1975 y 2000 se produjo un «despertar de la memoria», que se materializó no solamente en actos de homenaje, lápidas, placas y monumentos que conmemoraban a las víctimas de la represión franquista, también en las primeras exhumaciones de fosas comunes. En el caso de Castilla-La Mancha estas intervenciones se caracterizaron por haberse producido por iniciativa familiar y/o municipal, por no tener repercusión en los medios de comunicación y por no haberse realizado con una metodología científica.
Este es el caso de la fosa de Alcolea del Tajo, pues ha sido objeto de una intervención no científica y dignificada, pero apenas existe información sobre ella. Según el Mapa Estatal de Fosas y la información proporcionada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cuenca, 14 cuerpos fueron exhumados y trasladados al cementerio del municipio, donde reposan en una tumba colectiva. No consta ningún dato más.
Toledo supone la segunda provincia de Castilla-La Mancha con mayor número de fosas comunes registrada en el Mapa de Fosas, aunque con los datos conocidos gracias a las investigaciones del equipo de Mapas de la Memoria de la UNED pasaría al tercer puesto. Existen 49 fosas en 32 localidades diferentes. Aparecen 16 fosas no intervenidas, 2 no intervenidas, pero dignificadas, 4 exhumadas parcialmente y una que además ha sido dignificada, 12 exhumadas totalmente (aunque la mayoría no ha sido de forma científica y en muchos casos solo un traslado al osario) y una dignificada; 2 han desaparecido y, por último, 11 han sido trasladadas al Valle de Cuelgamuros, antes denominado Valle de los Caídos. Más del 55% de las fosas no han sido intervenidas o han sido trasladadas al Valle de Cuelgamuros. Las cifras de la represión franquista en Toledo siguen sin estar claras, pero los estudios de la última década se acercan cada vez más en torno a las 5000, siendo la razia la forma principal forma de represión durante el conocido como “primer terror”.
Autora: LMC