La purga del magisterio, iniciada por el franquismo para consolidar una estructura educativa controlada por el régimen, impuso evaluaciones diferenciadas por género, siendo las mujeres generalmente menos sancionadas que los hombres. En términos cualitativos, los datos para Castilla-La Mancha, así como para el resto del país, muestran que las acusaciones en los expedientes incluían cargos de afiliación política, sindical y conductas morales y profesionales que cuestionaban el cumplimiento de los valores franquistas.
Sin embargo, en cuanto a la proporción de los cargos por cuestión de género, es posible detectar algunas cuestiones interesantes. Los cargos políticos fueron frecuentes en todos los casos, pero su distribución fue más elevada en maestros que en maestras. Aun así, algunos cargos, como la propaganda izquierdista, afectaban en mayor porcentaje a las maestras en determinadas provincias. Los sindicatos, especialmente aquellos afiliados a UGT y CNT, también fueron una fuente recurrente de cargos, si bien las maestras estaban menos involucradas debido a su imitada participación en esferas de liderazgo sindical.
También en el tipo de sanciones, que iban desde la suspensión temporal hasta el traslado forzoso y la inhabilitación, encontramos diferencias por género. La severidad variaba: aunque las maestras fueron menos castigadas, las sanciones evidencian el control social que el régimen pretendía hacer sobre ellas, puesto que se juzgó más en ellas las actitudes morales y religiosas y se las conservó en el sistema educativo. El contexto rural y la rigidez de los roles de género influyeron en el grado de represión, mostrando una proyección de la mujer como educadora sumisa, orientada hacia la obediencia y la moral cristiana.
Además, también es posible diferenciar dos grupos de provincias en el caso de Castilla-La Mancha: Albacete, Ciudad Real y Cuenca, que hicieron más hincapié en comportamientos y acciones de los maestros a favor con el gobierno republicano, mientras que en el caso de las maestras se centraron más en la ideología y las actitudes políticas, concentrando los cargos en el ámbito ideológico más que práctico; y Toledo y Guadalajara, donde el comportamiento ideológico fue indistintamente valorado según el género.
Autora: LMC
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