Sublevación en la provincia de Albacete

Albacete fue, junto con Guadalajara y Toledo, una de las provincias en la que los jefes militares se comprometieron con la sublevación. La Comandancia de la Guardia Civil fue la institución protagonista de la rebelión: Ángel Molina Galano, comandante de la fuerza, y el teniente coronel Fernando Chápuli Ansó se encargaron de planificar el golpe, teniendo como objetivo principal controlar la capital de la provincia y los municipios comunicados por el ferrocarril para aislar el territorio del resto. El primer paso del plan resultó exitoso, haciéndose los sublevados con el control de la ciudad de Albacete el 19 de julio.  El segundo no lo fue tanto, ya que los sublevados triunfaron en las localidades de la línea de comunicaciones Madrid-Cartagena (como Villarobledo, Hellón y La Roda) y no en la de Madrid-Alicante, mientras que entre los pueblos de menor importancia sólo triunfó en algunos como Fuenteálamo o Yeste.Una vez tomada la capital, los sublevados mandaron tropas a los focos de resistencia en pueblos como Fuenteálamo, Montealegre, Almansa, Bone, Villa y otros, triunfando en todos ellos excepto en Almansa, donde ya habían llegado refuerzos republicanos. 

Hellín fue una de las primeras localidades en caer de nuevo en manos del Gobierno republicano, el día 22. Dos días después, columnas de milicianos y de guardias civiles afines a la República provenientes de Socuéllamos tomaban Villarrobledo, a lo que se unió la conquista de Chinchilla por columnas de Murcia y Alicante. Esto significó la apertura del camino hacia Albacete, y la partida de las fuerzas populares a la capital. Albacete fue tomada el día 25 de julio, lo que llevó consigo la caída de pueblos en los que aún dominaban los sublevados, como Alborea, Balazote, La Gineta. Mahora y Yeste. Después de una semana de lucha, en la provincia había quedado definitivamente derrotada la sublevación.

Autora: ACP

Para saber más Sublevación Albacete

Fosas comunes en la provincia de Toledo

Toledo supone la segunda provincia de Castilla-La Mancha con mayor número de fosas comunes registrada en el Mapa de Fosas, aunque con los datos conocidos gracias a las investigaciones del equipo de Mapas de la Memoria de la UNED pasaría al tercer puesto. El Mapa registra 49 fosas en 32 localidades diferentes, de las cuales 16 no han sido intervenidas; 2 no han sido intervenidas pero sí dignificadas; 4 han sido exhumadas parcialmente y una exhumada y además ha sido dignificada; 12 han sido exhumadas totalmente (aunque la mayoría de estas exhumaciones no se llevaron a cabo de forma científica y en muchos casos han consistido en un mero traslado al osario;  una ha sido dignificada; 2 han desaparecido y, por último, 11 han sido trasladas al Valle de los Caídos. Así, más del 55% de las fosas no han sido intervenidas o fueron trasladadas durante la dictadura a este monumento.

Las cifras de la represión franquista en Toledo siguen sin estar claras, pero los estudios de la última década se acercan cada vez más a la cifra de 5000 represaliados, siendo la razia la forma principal forma de represión durante el conocido como “primer terror”. La actitud de los gobiernos locales y de los ciudadanos difiere según la región, pero, en líneas generales encontramos políticas de olvido abiertas o veladas a pesar de la lucha de asociaciones memorísticas y de familiares. Destaca en este caso la actitud del Ayuntamiento de Oropesa ante la fosa de la localidad: el alcalde decidió en 2014 reconvertir la zona del cementerio viejo, donde se encuentra una fosa común,  y afirmó que aunque se encontrasen restos humanos durante los trabajos no se iba a erigir un monumento a los represaliados porque hubo “locuras en ambos bandos”. A pesar de estos casos el trabajo por la recuperación de la memoria en la provincia sigue vivo, destacando exhumaciones recientes como la de la fosa de Recas, o las programadas para el futuro próximo como en Tembleque.

Autor: RAL

Fosas comunes de Castilla-La Mancha trasladadas al Valle de los Caídos

Valle de los caídos. Wikimedia

El Valle de los Caídos es el monumento franquista más visible, la muestra más clara de la pervivencia de la materialidad de la dictadura en la España democrática. Su construcción se inició al fin de la guerra y, aunque debería haberse terminado en el curso de un año, no fue concluido hasta 1959. Aunque en principio se planteó como monumento «a los Caídos por Dios y por la Patria» y por tanto destinado a albergar y ensalzar solamente a las víctimas del bando sublevado durante la contienda, finalmente se decidió que compartieran el espacio con aquellos que habían permanecido leales a la República, con al pretensión de convertir al monumento en uno dedicado a la «concordia». Así,  múltiples fosas fueron trasladadas al Valle durante la dictadura, para enterrar allí a víctimas pertenecientes a uno y otro bando. Muchos de estos traslados fueron llevados a cabo sin la autorización de los familiares.

Del total de 180 fosas que se localizan en Castilla-La Mancha, 35 de ellas han sido trasladados al Valle de los Caídos, el segundo estado más habitual entre las fosas de la Comunidad después de las no intervenidas (84), lo que supone casi un 20%. Este porcentaje varía según la provincia específica: Albacete es la provincia con mayor porcentaje supone casi el 32% (7 de 22 fosas), seguido por Guadalajara con casi el 31% (4 de 13), mientras que en Toledo poco más del 22% lo son (11 de 49); en Ciudad Real el porcentaje es algo superior al 12% (7 de 57) y en Cuenca supone el 12% (6 de 50).

A pesar de contar con los datos del Ministerio de Presidencia, no existe ningún estudio específico sobre la situación, origen e interés familiar y personal de los trasladados al Valle de los Caídos en lo que respecta a Castilla-La Mancha, aunque tampoco se ha dedicado una atención suficiente a este tema a nivel nacional. 

Autor: RAL

Fosas comunes en Guadalajara

El mapa de las fosas comunes del Ministerio muestra en Guadalajara la presencia de 11 fosas comunes, aunque la asociación Foro por la Memoria Histórica de Guadalajara remarca la falta de numerosas fosas en el mismo. Guadalajara es un caso anecdótico de la falta de estudios de localización y trabajos de exhumación, visible en los datos disponibles en el mapa. Desde 2005 solo se han exhumado fosas en 4 localidades: Cincovillas, Abánades, La Toba, y Guadalajara capital, esta última exhumada solo de forma parcial. A ello se le suma el olvido intencionado por instituciones en localidades como Sigüenza, lo que genera un amplio desconocimiento en las fosas de la provincia. Con los datos que se tienen actualmente, se puede afirmar que 5 fosas han sido exhumadas al completo, 1 de forma parcial, 3 aún no han sido exhumadas y 4 han sido trasladas al Valle de los Caídos.

A pesar de los trabajos realizados principalmente por el Foro por la Memoria de Guadalajara, la provincia se enfrenta aún a la falta de estudios y análisis sistemático de las fosas. En cuanto a la represión destaca la obra de 2011 editada por la organización La represión franquista en Guadalajara, que lleva a cabo un estudio pormenorizado de las formas de represión que se dieron en la provincia, pero apenas menciona  la situación de las fosas. El Foro por la Memoria ha emitido diversos comunicados en protesta por la situación del abandono que sufre la provincia en este ámbito. Frente a ello destacan hechos como la exhumación de la fosa del cementerio civil de Guadalajara, fruto del desarrollo de la Querella argentina, que ha tenido una importante repercusión mediática en torno al caso de Timoteo Mendieta y la publicación del documental El silencio de otros. Sin embargo, más allá de esta excepción, la situación de las fosas en la provincia de Guadalajara aún no ha sido suficientemente estudiada

Autor: RAL

Fosas comunes en la provincia de Ciudad Real

Placa conmemorativa en el cementerio de Ciudad Real, Fotografía de Sandra Beldad Colado.

El Mapa de fosas del Ministerio de Presidencia presenta 18 fosas para la provincia de Ciudad Real, de las cuales 7 fueron trasladas al Valle de los Caídos entre 1950 y 1968 (la mayoría en los dos primeros años). Estos datos están desactualizados, ya que el grupo perteneciente al proyecto de Mapas de Memoria de la UNED ha sido capaz de localizar al menos 53 fosas en la provincia, la mayoría de ellas sin recibir intervención ninguna. Sin embargo, dentro de la problemática de la desactualización y la falta de intervención, la provincia de Ciudad Real se presenta como una de las que ha protagonizado avances más significativos tanto en el estudio como en la exhumación y dignificación de las diversas fosas comunes, gracias al trabajo del mencionado grupo, así como a la ayuda de investigadores pertenecientes al Centro Internacional de la Memoria y Derechos Humanos y al Plan Regional de Estudio sobre Memoria Democrática de Castilla-La Mancha.

Si se atiende al efecto demográfico de la represión en diferentes áreas de la provincia, encontramos que las fosas de mayor calibre se encuentran en las localidades de Ciudad Real, Alcázar de San Juan, Valdepeñas y Almodóvar del Campo, principalmente cabezas de partido judicial y zonas de referencia. Generalmente, estas fosas estuvieron vinculadas a los momentos de mayor dureza de la represión, especialmente entre 1939 y 1940, y fueron producto de ejecuciones masivas. 

Autor: RAL

Fosas comunes en la provincia de Albacete

El Mapa de fosas del Ministerio de Presidencia sitúa en Castilla-La Mancha 145, de las cuales 22 proceden de la provincia de Albacete. Dentro de la provincia, 9 fosas no han sido intervenidas y 3 están desaparecidas. La provincia de Albacete ha generado un renovado interés  en los trabajos de Memoria Democrática a través del desarrollo del Mapa de la Memoria Democrática de Albacete desarrollado por el equipo de la Universidad de Castilla-La Mancha del Seminario de Estudios de Franquismo y Transición, y el proyecto Víctimas de la Dictadura en Castilla-La Mancha.

Aunque Albacete fue por tanto una provincia pionera en el desarrollo de trabajos y políticas de Memoria Democrática, la falta de financiación ha complicado el desarrollo de investigaciones en profundo y, como en el caso de otras provincias, destaca la falta de estudios sistematizados de localización y exhumación de las fosas. Perviven aún en Albacete símbolos y reminiscencias del franquismo que no han sido desmantelados en la democracia, destacando el caso de La Roda, que no inició el proceso de eliminación de símbolos del franquismo hasta el año 2020, o el de Villarrobledo, donde los monumentos en memoria de los represaliados por la dictadura son atacados habitualmente. En Albacete, las fosas no intervenidas o trasladas al Valle de los Caídos suponen casi un 65% del total, hecho que muestra el abandono y las complicaciones que han tenido los trabajos de exhumación y localización en la provincia. En localidades como El Bonillo la depuración de simbología franquista solo ha pasado por el cambio de nomenclatura de las Cruces a los Caídos. 

Autor: RAL

Campos de concentración en la provincia de Guadalajara

Los campos de concentración franquistas surgieron en las primeras horas tras la sublevación del 18 de julio, y se fueron extendiendo por el territorio español con las conquistas militares del bando sublevado. Particularmente, la ofensiva final de la guerra civil en los días de marzo trajo consigo la apertura de nuevos campos de concentración y la habilitación de otros espacios como “centros de detención ilegal y extrajudiciales regidos por la administración militar y utilizados para internar y clasificar, sin juicio, a los prisioneros de guerra y evadidos republicanos”, según el historiador Javier Rodrigo.

De los 38 campos de concentración situados en Castilla-La Mancha, 35 de ellos (el 92% del total) comenzaron a funcionar en las últimas semanas de la guerra, en marzo de 1939. En la provincia de Guadalajara se han encontrado siete campos de concentración (18’42% del total de Castilla-La Mancha), cinco de los cuales fueron campos provisionales: Cifuentes, Cogolludo, Guadalajara, Maranchón y Miralrío. Por otro lado, solo dos de los campos de concentración situados en Guadalajara fueron campos estables: Jadraque y Sigüenza.

De los 7 campos de concentración hallados en la provincia de Guadalajara, se conoce la localización exacta de tan solo uno de ellos: el campo de concentración de Guadalajara, ubicado en varias localizaciones, entre ellas la fábrica Hispano-Suiza. Del resto de campos, entre los que se encuentran los campos de concentración de Cogolludo, con más de 3.000 prisioneros, y de Cifuentes, con más de 4.000, no se conoce la localización exacta.

Autor: AVF

Campos de concentración en la provincia de Albacete

Los campos de concentración franquistas surgieron en las primeras horas tras la sublevación del 18 de julio, y se fueron extendiendo por el territorio español con las conquistas militares del bando sublevado. Particularmente, la ofensiva final de la guerra civil en los días de marzo trajo consigo la apertura de nuevos campos de concentración y la habilitación de otros espacios como “centros de detención ilegal y extrajudiciales regidos por la administración militar y utilizados para internar y clasificar, sin juicio, a los prisioneros de guerra y evadidos republicanos”, según el historiador Javier Rodrigo.

De los 38 campos de concentración situados en Castilla-La Mancha, 35 de ellos (el 92% del total) comenzaron a funcionar en las últimas semanas de la guerra, en marzo de 1939. En la provincia de Albacete se han encontrado tres campos de concentración (7’89% del total de Castilla-La Mancha), los localizados en Albacete, en Almansa y en Hellín, siendo los tres campos estables.

De los tres campos de concentración hallados en Albacete, sólo se conoce la localización exacta de uno de ellos: Hellín, en la plaza de toros. De los otros dos campos de la provincia, es decir, de Albacete y de Almansa, no se conoce la localización exacta.

Autor: AVF