Los campos de concentración franquistas surgieron en las primeras horas tras la sublevación del 18 de julio, y se fueron extendiendo por el territorio español con las conquistas militares del bando sublevado. Particularmente, la ofensiva final de la guerra civil en los días de marzo trajo consigo la apertura de nuevos campos de concentración y la habilitación de otros espacios como “centros de detención ilegal y extrajudiciales regidos por la administración militar y utilizados para internar y clasificar, sin juicio, a los prisioneros de guerra y evadidos republicanos”, según el historiador Javier Rodrigo.
De los 38 campos de concentración situados en Castilla-La Mancha, 35 de ellos (el 92% del total) comenzaron a funcionar en las últimas semanas de la guerra, en marzo de 1939. En la provincia de Guadalajara se han encontrado siete campos de concentración (18’42% del total de Castilla-La Mancha), cinco de los cuales fueron campos provisionales: Cifuentes, Cogolludo, Guadalajara, Maranchón y Miralrío. Por otro lado, solo dos de los campos de concentración situados en Guadalajara fueron campos estables: Jadraque y Sigüenza.
De los 7 campos de concentración hallados en la provincia de Guadalajara, se conoce la localización exacta de tan solo uno de ellos: el campo de concentración de Guadalajara, ubicado en varias localizaciones, entre ellas la fábrica Hispano-Suiza. Del resto de campos, entre los que se encuentran los campos de concentración de Cogolludo, con más de 3.000 prisioneros, y de Cifuentes, con más de 4.000, no se conoce la localización exacta.
Autor: AVF