Conocido como “Palacio Rojo”, la Antigua sede del Obispado se había convertido en la sede del Comité Provincial del PCE durante la Guerra. El 7 de marzo de 1939 se encerraron en él alrededor de 100 personas, entre las que estaba la cúpula del Partido comunista de Ciudad Real, militantes comunistas y de las JSU y algunos guerrilleros opuestos al Consejo de Defensa establecido tras el Golpe de Casado, espoleados por la actuación de los Guerrilleros del Balneario de Fuensanta, que habían tomado Daimiel.
El Gobernador civil y la Junta de Defensa local autorizaron emprender negociaciones con los encerrados. Durante las mismas, los encerrados mostraron su creencia de que serían fusilados si salían y de que la Junta de Defensa era “facciosa” y afirmaron que si eran atacados se defenderían. El gobernador civil continuó las entrevistas con los encerrados durante las siguientes jornadas, buscando una salida negociada a la situación. Esta no se logró, por lo que en las primeras horas del día 11 se comenzó el ataque a la sede del Partido.
El líder de la operación era el comandante anarquista Máximo Franco, bajo cuyo mando se colocaron dos tanques enfrentando el edificio y dos ametralladoras en la torre de la catedral. El asalto duró alrededor de una hora, tras la cual se rindieron los sitiados: el balance fue de dos muertos y varios heridos entre los asaltantes y tres heridos entre los encerrados. El resto de los sitiados fueron detenidos en la prisión provincial, lugar en el que los encontraron las tropas franquistas a su entrada triunfal en Ciudad Real.
Tras sofocar este foco de rebelión, las tropas marcharon a la base de Guerrilleros de Fuensanta, último lugar en el que se resistía a la implantación del Consejo de Defensa, y que cayó esa misma tarde.
Autora: ACP