La violencia revolucionaria fue especialmente intensa en los primeros seis meses tras el golpe de Estado: los comités se hicieron con el poder en las calles, mientras instituciones como el Ayuntamiento, la Diputación o la Audiencia Provincial paralizaban su actividad y desaparecían las fuerzas de seguridad, puesto que la Guardia Civil y la Guardia de Asalto habían sido enviadas a Madrid. Las milicias locales fueron dueñas de la situación entre julio y diciembre de 1936, imponiendo el terror sobre quienes tenían por sus enemigos: las personas consideradas derechistas y católicas.
Éstas eran detenidas y conducidas a la prisión provincial o a centros conocidos como checas, donde tras someterlas a interrogatorios, torturas y a “juicios populares” se decidía su suerte. Frecuentemente consistía en el fusilamiento de madrugada de grupos de detenidos, en los que abundaban miembros de la misma familia, cuyos cadáveres se abandonaban en fosas comunes cercanas a los cementerios o en las cunetas de las carreteras.
Las cifras de víctimas no se conocen con fiabilidad: es necesario que todavía se hagan muchas investigaciones rigurosas, localidad por localidad, para poder ofrecer datos sólidos. A falta de estas investigaciones, y según Alía Miranda, que ha contrastado las cifras de los Libros de Caídos con otras fuentes locales que documentan estas muertes, se conocen 2.186 víctimas en la provincia de Ciudad Real, con una distribución geográfica muy desigual: la mayor parte de las ejecuciones tuvieron lugar en 21 localidades, destacando la comarca de la Mancha como la que más concentra, seguida de la de Campo de Calatrava. Ciudad Real, Valdepeñas, Daimiel, Manzanares y Campo de Criptana tienen el triste protagonismo de ser las localidades con más víctimas, mientras que algunos lugares de importancia y de gran conflictividad social antes de la guerra, como Puertollano o Almadén, presentaron índices de violencia muy bajos.
Cronológicamente, la violencia se concentró en los primeros seis meses tras el golpe, descendiendo sensiblemente a partir de octubre y prácticamente desapareciendo con el final de 1936, cuando el proceso de recuperación del poder por parte de la administración republicana ganó fuerza.
Autora: ACP