Quintanar de la Orden fue uno de los lugares en los que tuvo lugar una ejecución masiva de personas por parte de las milicias en los primeros meses de la guerra. También constituye un ejemplo de la movilidad geográfica de estas milicias a la hora de cometer los asesinatos: los 24 fusilados del 23 de agosto de 1936 en el cementerio de la localidad toledana provenían de La Roda, Albacete, de cuyas cárceles habían sido “sacados” ese mismo día.
Unos días antes, un miembro del Comité de Enlace de La Roda había pasado por Quintanar de la Orden, a su regreso de un viaje a Madrid. En Quintanar se reunió con milicianos locales, en los que se acordó la entrega de los presos de La Roda a las milicias de Quintanar, del Batallón Pasionaria y de la Columna del Rosal.
El 23 de agosto, milicianos y miembros del Comité de Enlace trajeron a Quintanar 77 presos recién “sacados” de las cárceles de La Roda. A modo de procesión, los condujeron por Quintanar, los despojaron de sus posesiones y los encerraron en varios calabozos de la localidad. Dos grupos de 12 presos fueron vueltos a “sacar”, ya que se les condujo al cementerio y se les fusiló, enterrándoles allí mismo.
Al llegar las noticias de los asesinatos, el gobernador civil de Albacete, José Papí Albert, ordenó su detención y el traslado de los 53 presos supervivientes a la capital para que fueran debidamente custodiados.
Autora: ACP