El Mapa de fosas del Ministerio de Presidencia recoge 18 fosas para la provincia de Ciudad Real, de las cuales 7 fueron trasladas al Valle de Cuelgamuros, antes denominado Valle de los Caídos, entre 1950 y 1968, la mayoría en los dos primeros años. Sin embargo, los datos del Mapa de fosas del MPR están desactualizados, ya que el grupo perteneciente al proyecto de Mapas de Memoria de la UNED ha sido capaz de localizar al menos 53 fosas en la provincia, la mayoría de ellas sin recibir intervención ninguna por el momento. Dentro de la problemática de la desactualización y la falta de intervención, la provincia de Ciudad Real se presenta como una de las más propensas a tener un avance significativo tanto en el estudio como en la exhumación y dignificación de las diversas fosas comunes, gracias al trabajo del anterior mencionado grupo, así como a la ayuda de investigadores pertenecientes al Centro Internacional de la Memoria y Derechos Humanos y al Plan Regional de Estudio sobre Memoria Democrática de Castilla-La Mancha.
La fosa de Ciudad Real capital supone la fosa de mayor tamaño de la provincia, con 1219 víctimas procedentes de diversos puntos de la misma. La primera víctima que ocupó la fosa fue Juan Llanos Roig el 13 de abril de 1939, que procedía de un campo de concentración. En Ciudad Real se dio una gran limpieza de miembros de la política y la intelectualidad republicana e izquierdista, como el director de «El Pueblo Manchego». Si se analizan las causas de la muerte de las personas enterradas en esta fosa, 997 son víctimas de fusilamientos, 203 por las condiciones de la prisión y 7 ejecutados por garrote vil. Estas víctimas sufrieron tras la muerte tres posibles movimientos: exhumación, traslados a nichos familiares o traslados al osario.
En los años 80 se abrió una parte de la fosa para trasladarla a una zona reservada donde se construyó un panteón. Ciudad Real supone el ejemplo de las emociones que este tipo de edificaciones generan en los familiares de los represaliados: algunos las perciben como centros de memoria, mientras que otras como lugares asépticos y lejanos para ellos. A pesar de darse este espacio de la memoria, en el cementerio sigue ocupando un lugar privilegiado la Cruz a los Caídos después de su traslado.
Autor: RAL