A los pies del imponente Monasterio de Uclés se encuentra una de las fosas más conocidas y estudiadas de Castilla-La Mancha: la fosa de La Tahona. El monasterio fue hospital del VIII Cuerpo Médico del Ejército Popular de la República a partir de 1937, momento en el que recibió numerosos heridos, sobre todo del frente de Madrid. Sin embargo, es una vez finalizada la guerra cuando el número de muertos aumenta, a partir de su conversión en 1939 en campo de concentración, seguida por su constitución como prisión central entre 1940 y 1943.
La fosa está junto a la antigua tahona del monasterio, el espacio donde se elaboraba el pan y otros productos derivados de la harina), situada junto a la muralla del siglo XII y en un espacio cerrado en los años 40 por un muro de menor presencia. La fosa está dividida en tres sectores: sur (zona de enterramientos del antiguo hospital), norte (enterramientos de la prisión), y central (fusilados). Entre 2005 y 2007 se llevaron a cabo las exhumaciones de más de 430 víctimas, de las cuales más de 300 procedían de la cárcel. Sin embargo, la política de no financiación de las medidas de memoria histórica llevaba a cabo desde 2011 por el Gobierno de Rajoy ha impedido que se lleven a cabo los estudios necesarios para la identificación de dichas víctimas. En los años de la exhumación se creó un panteón en el cementerio actual de Uclés, pero no fue hasta 2019 cuando se recogió en once placas el nombre de 316 represaliados, gracias a la donación de Leocadio de la Torre, natural de Torrubia del Campo.
A pesar de que el Monasterio de Uclés es uno de los conjuntos artísticos e históricos más impresionantes e importantes de la región, en la página oficial no encontramos prácticamente ninguna mención a su funcionamiento como cárcel ni a la presencia de una fosa en su entorno.
Autor: RAL