Como en muchas otras localidades de la provincia de Albacete y de la retaguardia republicana en general, en Almansa, a la derrota de la sublevación siguió una oleada de detenciones efectuadas por los grupos armados de milicianos que se habían hecho con el poder en las calles ante la impotencia de las autoridades oficiales.
Las personas sometidas a estas detenciones respondían al perfil de lo q
ue los milicianos consideraban como sus enemigos: simpatizantes de la sublevación, personas de derechas, propietarios, empleadores y religiosos. Conducidas a la prisión de la localidad y a otros lugares habilitados como cárceles durante los primeros días tras el triunfo de las fuerzas populares, 26 de ellas fueron víctimas del fenómeno conocido como “sacas”: los milicianos acudían a estos centros de detención e imponiéndose a las autoridades sacaban a los presos y los llevaban a las afueras del pueblo, donde los ejecutaban y enterraban en fosas comunes.
La más importante de las “sacas” de Almansa tuvo lugar el 22 de agosto de 1936. Ese día 17 detenidos fueron extraídos de la prisión y conducidos a diversos parajes cercanos, en cuyas cunetas fueron fusilados y abandonados. Dos personas consiguieron escapar, pero tan sólo momentáneamente: fueron encontrados después y ejecutados entonces.
Los acusados de haber protagonizado estos crímenes fueron ejecutados por los Tribunales franquistas de la posguerra.
Autora: ACP