En la Prisión provincial de Toledo se pueden observar las tensiones que caracterizaban la relación entre el poder gubernativo y los revolucionarios entre julio y septiembre de 1936. La prisión dependía del Gobierno Civil y de hecho los funcionarios a su cargo se mantuvieron en sus puestos en la misma a pesar de su condición de derechistas. Pero la guardia armada de la prisión y el ingreso y liberación de los presos estaba a cargo de un Comité de Cárcel que dependía del CMDC, el Comité de Milicias y Defensa de la Ciudad.
Tras la toma de la ciudad por la columna de Riquelme el 22 de julio de 1936, se liberó a los presos comunes y políticos y se encerró a los derechistas detenidos, que durante el mes en el que sólo trabajaban los funcionarios de prisiones fueron tratados de forma correcta, a pesar de que durante el mes de agosto se sobrepasó la capacidad normal y se tuvo que habilitar como prisión la fábrica de harinas San José. El 23 de agosto, sin embargo, un bombardeo a los sitiadores del Alcázar excitó el odio de un grupo de milicianos y ciudadanos que forzaron su entrada en la prisión, seleccionaron a unos 60 detenidos a los que fusilaron y abandonaron en la puerta del Cambrón esa misma noche. Esta saca constituye la mayor masacre colectiva protagonizada por las milicias en Toledo. Parece que fue liderada por milicianos de la FAI, a cuya cabeza estaba Domingo Machado, pero por su escala debió contar con el apoyo y/o participación del resto de fuerzas.
Autora: ACP