La oleada represiva de los primeros meses de la guerra desatada en la retaguardia republicana implicó que el número de detenidos en las cárceles aumentó enormemente. La mayor parte de los presos de la provincia de Albacete eran enviados a la cárcel de la capital, acusados o procesados por delitos relacionados con la rebelión. La prisión provincial sobrepasaba con creces su capacidad en estos primeros meses de la guerra,
El 22 de septiembre de 1936, una masa formada por civiles y milicianos, de los que nunca se conoció su identidad, acudió a la cárcel. Sobrepasando la resistencia de las autoridades y personal encargado de la prisión, grupos de milicianos entraron en el edificio y sacaron por la fuerza a 53 personas, algunas de ellas ya condenadas por los Tribunales por su participación en la sublevación, y posteriormente las fusilaron, abandonando sus cadáveres en fosas comunes.
Las “sacas” de prisiones que se dieron estos primeros meses del conflicto solían estar directamente relacionadas con acontecimientos como bombardeos, que enfurecían a la población: en el caso de Albacete no hubo un bombardeo concreto que diera pie a este estallido, pero el cansancio por estos ataques aéreos, la marcha de la guerra y la insatisfacción por las condenas impuestas por los Tribunales Populares recientemente creados jugaron un papel en el descontento popular y su encauzamiento a través de la violencia contra los que se consideraba responsables.
Autora: ACP