La destrucción de las iglesias y la quema de las imágenes religiosas fue una de las imágenes más comunes de casi todas las poblaciones de la España republicana en los primeros días de guerra, cuando el fracaso del golpe de Estado dio paso en el territorio controlado por la República a la revolución. En la Catedral de Ciudad Real los daños fueron muy importantes. El retablo, obra de Giraldo de Merlo, resultó mutilado. Todo el coro con su sillería de nogal fue destruido, también el sillón de Uclés y el órgano. Pero las pérdidas más significativas fueron la imagen de la Virgen del Prado, talla del siglo XIII, y gran parte de su tesoro. Entre este destacó la destrucción parcial del valioso Portapaz de Uclés, encargado por los caballeros de la Orden de Santiago del Monasterio de Uclés al platero conquense Francisco Becerril para utilizar una placa de serpentina bizantina del siglo XI, traída probablemente en el período de las cruzadas, como objeto para dar la paz. En 1876 fue depositado en la Catedral, al crearse el Obispado-Priorato de las Órdenes Militares. En 1986 fueron recuperadas algunas de sus piezas, que se exponen actualmente en el Museo Diocesano. Con el paso del tiempo, las autoridades fueron encauzando ese espíritu de destrucción hacia el uso de esos espacios para la comunidad. La Catedral de Ciudad Real se utilizó como Garaje municipal, la Iglesia de San Pedro como almacén de las fuerzas de Intendencia, la Iglesia de Santiago como alojamiento de fuerzas, la Iglesia de la Merced como depósito de Abastos, el Convento Siervas de María y el de Carmelitas como alojamiento de fuerzas, el Convento de Dominicas e Iglesia y el Convento de las Terreras como alojamiento de refugiados, el Colegio de Siervas Domésticas incautado por la CNT, el Palacio Episcopal sede del PCE, el Seminario Conciliar como Casa del Pueblo, el Colegio de los Marianistas como Cuartel de las Fuerzas de Asalto, el Colegio San José como Hospital de Sangre y las Ermitas de Las Casas, Alarcos, Valverde y La Poblachuela como alojamiento de refugiados.
Autor: FAM
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