Los campos de concentración franquistas surgieron en las horas próximas a la sublevación del 18 de julio de 1936, y se fueron extendiendo con el avance del Ejército sublevado. Estos campos de concentración, según el historiador Javier Rodrigo, fueron centros de detención ilegal y extrajudiciales regidos por la administración militar y utilizados para internar y clasificar, sin juicio, a los prisioneros de guerra y evadidos republicanos. En un número menor de ocasiones, estos campos también albergaron a poblaciones civiles cuando la toma de un territorio implicaba la caída en bando sublevado de grandes masas de ciudadanos, así como a los refugiados de la Segunda Guerra Mundial procedentes de Francia.
De los 40 campos de concentración ubicados en Castilla-La Mancha gracias a las investigaciones de Carlos Hernández de Miguel, 7 de ellos se encontraron en la provincia de Guadalajara, la mayoría de los cuales (5) tuvieron un carácter provisional, y dos de ellos fueron campos estables. Asimismo, solamente la ubicación de uno de ellos se ha conseguido localizar por completo, mientras que el resto de estos campos, seis, no tienen una localización exacta.
Del campo de concentración de Cifuentes no se conoce la ubicación exacta, más allá de que se encontraba en varios edificios y recintos alambrados en las pedanías de Ruguilla y Gárgoles de Arriba. En el caso de Gárgoles, el campo se encontraba en un terreno yermo, rodeado de alambradas, en el que se construyeron chabolas por los prisioneros para protegerse del frío y de la lluvia. Fue un campo provisional, que operó al menos durante abril y mayo de 1939, y en el que estuvieron encerrados cerca de 4.000 hombres.
Autor: AVF