Los campos de concentración franquistas surgieron en las horas próximas a la sublevación del 18 de julio de 1936, y se fueron extendiendo con el avance del Ejército sublevado. Estos campos de concentración fueron centros de detención ilegal y extrajudiciales regidos por la administración militar y utilizados para internar y clasificar, sin juicio, a los prisioneros de guerra y evadidos republicanos.
De los 40 campos de concentración ubicados en Castilla-La Mancha gracias a las investigaciones de Carlos Hernández de Miguel, 7 de ellos se encontraron en la provincia de Guadalajara, la mayoría de los cuales (5) tuvieron un carácter provisional, y dos de ellos fueron campos estables. Asimismo, solamente la ubicación de uno de ellos se ha conseguido localizar por completo, mientras que el resto de estos campos, seis, no tienen una localización exacta.
En Guadalajara capital los campos de concentración comenzaron a ser habilitados en la plaza de toros, donde fueron trasladados miles de prisioneros por el Corpo Troppe Volontaire (CTV) italiano cuando entraron en la ciudad el 28 de marzo. Posteriormente, el Cuerpo de Ejército de Urgel habilitó dos campos de concentración. El primero de ellos, conocido como Guadalajara 1 o El Polígono, fue habilitado en el convento de Las Bernardas durante la primera quincena de abril, fechas en las que llegó a tener una media de 5.200 prisioneros hasta el 24 de abril, día en que quedó completamente vacío tras ser desplazados sus prisioneros a campos de Cataluña y Galicia. Paralelamente, se procedería a la habilitación de la Fábrica Hispano-Suiza como campo de concentración Guadalajara 2.
Autor: AVF