El Alcázar una de las construcciones militares más importantes de Toledo, era la sede de la Academia de Infantería, Caballería e Intendencia. El 21 de julio de 1936, el general Moscardó declaró el estado de guerra en el patio de armas del Alcázar, edificio en el que estableció la Comandancia Militar. Durante las primeras horas tras esta proclamación, armas y hombres – entre ellos, la mayoría de los voluntarios civiles – acudieron al Alcázar, que por la tarde sufrió los primeros bombardeos del Gobierno. Al día siguiente, la columna del general Riquelme avanzó sobre la ciudad y las fuerzas rebeldes fueron replegándose sobre esta fortaleza ante su empuje: al final de la jornada, el Alcázar era el único enclave controlado por los sublevados.
Así concluía la conquista de la ciudad y comenzaba el asedio del Alcázar: las fuerzas gubernamentales se enfrentaban a 1000 soldados, guardias civiles y falangistas encerradas en el edificio, a los que acompañaban 600 civiles, entre los cuales había numerosos rehenes. El día 24, los sitiados efectuaron una salida para abastecerse y capturar más rehenes, siguiendo una costumbre establecida en la guerra de Marruecos y que servía para tener una baza de negociación con el enemigo. El número e identidad de la mayor parte de los rehenes es desconocida, puesto que muchos fueron asesinados y enterrados en el edificio.
El asedio, durante el cual se bombardeó intensamente el edificio, concluyó el 27 de septiembre, cuando las tropas del general Valera culminaron la conquista de la ciudad, iniciada el día anterior. La capital de la provincia, así como el tercio noroeste de la misma, cayeron en manos de los sublevados.
Autora: ACP
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