La conspiración en Ciudad Real estuvo liderada por civiles, ya que la Guardia Civil se mostró dubitativa y no había guarnición militar que pudiera tomar las riendas – ésta había sido retirada en tiempos de Primo de Rivera por la sublevación de uno de sus regimientos en 1929. Amadeo Mayor Macías, máximo representante de Falange en la provincia, fue la figura principal de la preparación del golpe, al que se sumaron Comunión Tradicionalista y Renovación Española. Juan Antonio Solís Huéscar, falangista dueño de una empresa de transporte de viajeros, utilizó ésta para repartir armas en diversos pueblos de la provincia previamente al golpe. El plan de los conspiradores consistía en iniciar la sublevación para ganarse el apoyo de la Guardia Civil, ya que esta fuerza era la más numerosa y estaba repartida por toda la provincia, mientras que los grupos carlistas y falangistas eran minoritarios y en la mayor parte de los pueblos estaban desorganizados. Así, aunque en algunas poblaciones hubo intentos de unirse a la sublevación, en todas fueron desbaratados.
De las 97 localidades de la provincia, en 71 de ellas no pasó nada, generalmente por la falta de organización de las fuerzas anti republicanas. Este fue el caso de Valdepeñas, en la que, aunque existía un grupo de Falange local, éste carecía de enlaces, armas o medios económicos con los que unirse a la sublevación. Así, las fuerzas populares de Valdepeñas se hicieron con el control de la situación sin enfrentar resistencia alguna.
Autora: ACP