La conspiración en Ciudad Real estuvo liderada por civiles, ya que la Guardia Civil se mostró dubitativa y no había guarnición militar que pudiera tomar las riendas. El plan de los conspiradores consistía en iniciar la sublevación para ganarse el apoyo de la Guardia Civil, ya que esta fuerza era la más numerosa y estaba repartida por toda la provincia, mientras que los grupos carlistas y falangistas eran minoritarios y en la mayor parte de los pueblos estaban desorganizados. Así, aunque en algunas poblaciones hubo intentos de unirse a la sublevación, en todas fueron desbaratados. De las 97 localidades de la provincia, en doce se produjeron enfrentamientos armados, aunque no triunfaron los sublevados, como en Puertollano y Ciudad Real.
En la capital había 90 guardias de asalto pertenecientes a la compañía liderada por Manuel Pascual Hernández, un pequeño destacamento de carabineros y unos pocos militares destinados a centros burocráticos. Algunos de ellos apoyaron la sublevación
El domingo 19, un grupo de falangistas armados se reunieron en la Casa de los Corcheros, a las órdenes de Fernando Aguinaco Blasco, con el objetivo de provocar a las milicias y hacer que la Guardia Civil se pusiera de su lado. Consiguieron la primera parte, pero no la segunda: las milicias acudieron al edificio, lo que provocó un enfrentamiento armado que se saldó con la muerte de Aguinaco, mientras que la Guardia Civil se prestó a detener a los falangistas concentrados en la casa. El intento de sublevación fue sofocado rápidamente en la capital de la provincia.
Autora: ACP