Albacete fue, junto con Guadalajara y Toledo, una de las provincias en la que los jefes militares se comprometieron con la sublevación. El primer paso del plan resultó exitoso, haciéndose los sublevados con el control de la ciudad de Albacete el 19 de julio. El segundo no lo fue tanto. Una vez tomada la capital, los sublevados mandaron tropas a los focos de resistencia en pueblos como Fuenteálamo, Montealegre, Almansa, Bone, Villa y otros, triunfando en todos ellos excepto en Almansa.
El 19 de julio de 1936, un grupo de guardias civiles liderado por el capitán Isaac Martínez Herreros se sumó al golpe de Estado, ocupando el Ayuntamiento y desplazando al alcalde socialista de Almansa, pero al poco tiempo abandonaron este lugar y no ocuparon los puntos estratégicos de la localidad. Así, el alcalde pudo regresar al Ayuntamiento al día siguiente, esta vez con apoyo armado, por lo que cuando Martínez Herreros trató de hacerse con el edificio de nuevo fracasó. El Gobernador civil de Alicante mandó una columna de guardias de asalto y milicias para ayudar a los leales, mientras que desde Albacete se mandaba otra de guardias civiles y falangistas con el objetivo de apoyar a los rebeldes de Almansa. El día 21 se produjeron enfrentamientos importantes: la columna enviada desde Albacete llegó a Almansa, mientras las fuerzas leales a la República organizaban la defensa de la localidad cortando las comunicaciones de esta. Al día siguiente, una columna liderada por Gillis Mercet alcanzó Almansa e inclinó definitivamente la balanza del lado de los leales.
Autora: ACP