Los espectáculos taurinos se suspendieron tras la sublevación militar del 18 de julio, pero en Ciudad Real se reanudaron el 16 de agosto de 1936 con gran asistencia de público. En la Plaza de Toros se lidiaron cuatro novillos de los señores Ayala. En el festejo participaron los afamados novilleros locales Michelín y Grano de Oro. El espectáculo se revestía de un marcado apoyo social y propagandístico, dedicándose su recaudación a beneficio de las milicias que se estaban formando e instruyendo por tierras manchegas. Al comienzo del espectáculo, las bandas de música provincial y municipal tocaron La Internacional y el Himno de Riego: “el público, puesto en pie, puño en alto, escuchó silencioso”, decía el reportero.
Posteriormente siguieron celebrándose novilladas, transcurriendo sin apenas incidentes, salvo la del día 20 de septiembre. A las cinco de la tarde se suspendió al rumorearse que un avión enemigo venía en dirección a Ciudad Real. Tras la novillada celebrada el 6 de septiembre en Ciudad Real, con Michelín, Joselillo y Niño de la Palma, el cronista del periódico El Pueblo Manchego apuntaba a que no era el momento más oportuno para la celebración de este tipo de espectáculos, como “tampoco caen perfectamente dentro de las ideas que sustentamos”. El último espectáculo taurino se celebró el 25 de octubre. Al día siguiente, el periódico El Pueblo Manchego llamaba la atención a las autoridades sobre la celebración aún de corridas de toros o novilladas: “No es fácil que se celebren más festivales taurinos; pero si acaso queremos llamar la atención del Gobernador, a fin de que no se consientan más corridas, ya que no nos parece muy propia la celebración de estos actos en las actuales circunstancias”. Efectivamente, en Ciudad Real no se volvieron a celebrar. Ahora llegaba el momento de dedicar todos los esfuerzos a la revolución.
Autor: FAM
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