Debido a la escasez de estudios sobre la mujer en la guerrilla antifranquista, apenas se conocen actuaciones de la mujer en las partidas guerrilleras, aunque está documentado que iban armadas. Sí que constan mujeres que actuaron como enlaces, realizando labores de intendencia y servicios. En la mayoría de las ocasiones actuaban como guardianas de los campamentos y de los almacenes, pero también permanecían en la retaguardia cuando se producían golpes económicos de suministro y secuestros.
En la zona Centro-Sur se han documentado 1.466 guerrilleros, pero solo 26 mujeres. La mayoría de ellas se incorporaron a las partidas guerrilleras por vínculos familiares, más que por razones políticas. Solían acompañar a sus padres, hermanos y parejas, huyendo de la represión de la que eran objeto en sus pueblos.
Manuela Díaz Cabezas, natural de Laguna del Pino (Córdoba), actuó como enlace de su marido Miguel López Cabezas, que se echó al monte en 1939. Al ser detectada como enlace, fue torturada y rapada al cero. En 1943 decidió unirse a la guerrilla junto a su hermano Alfonso, dejando a sus hijos con su madre.
En una emboscada en Fuencaliente, en 1944, su marido Miguel fue abatido por la Guardia Civil, mientras que ella y Alfonso fueron detenidos y llevados a la cárcel. Condenada a pena de muerte, pasó por las cárceles de Alcalá de Henares, Segovia y Guadalajara. En 1961 fue puesta en libertad, diecisiete años después, a los cuarenta y un años de edad.
Autora: LPG