Aunque el 1 de abril de 1939 el general Francisco Franco daba por terminada la Guerra Civil, la paz estuvo muy lejos de llegar al país. La fuerte represión supuso que muchos militares republicanos buscaran refugio en las zonas montañosas de la provincia de Toledo y Ciudad Real, al igual que ocurrió en el resto de España. A ellos se unieron huidos de las cárceles franquistas, que fueron formando, hasta 1944, pequeñas partidas que actuaban con independencia, sin organización política y, en un primer momento, por pura supervivencia. Sus principales actuaciones se centraron en el robo en casas de campo para proveerse de alimentos, dinero y armas y, en ocasiones, secuestraron a personas adineradas para cobrar el rescate y comprar determinados productos a sus enlaces. Aunque fueron numerosas las partidas que surgieron en este tiempo, pocas fueron relevantes.
En este sentido, destaca la partida liderada por “El Comandante”, Honorio Molina, creada en tierras toledanas hacia 1940, pero que, huyendo de la Guardia Civil, tuvo su foco de actuación en los términos de Navalpino, Fontanarejo, Arroba, Chillón, Almadenejos, Guadalmez, Alamillo y Almadén, con extensión a Menasalbas y Ventas con Peña Aguilera.
Entre sus golpes más sonados se encuentra el asalto a la casa de campo La Higuera y el asesinato de su propietario José Moreno Litón, alcalde y farmacéutico de Las Ventas con Peña Aguilera (Toledo) el 22 de abril de 1942. “El Comandante”, acompañado de guerrilleros como “Gabino”, “El Donato” y “El Chavito” penetraron en la casa, apresaron a José Moreno, le desnudaron, le ataron a una silla y le degollaron con un cuchillo, arrojando su cabeza a la carretera que comunicaba Toledo con Ciudad Real. El fuerte impacto que este asesinato tuvo en la comarca fue contrarrestado rápidamente por la Guardia Civil, que aumentó la represión en la zona.
Autora: LPG