En los días siguientes a la sublevación, la corporación conquense trasladaba al Presidente del Consejo de Ministros la adhesión de la provincia al gobierno legítimamente constituido de la República. A principios de agosto, el naciente Comité de Enlace del Frente Popular constituía un Cuerpo de Milicias con el objetivo de continuar la labor que en los primeros compases efectuaron elementos de los distintos partidos y sindicatos, esto es, asegurar el orden social y evitar cualquier atisbo de levantamiento no solo en la capital, también en la provincia. Contaba con cerca de 150 hombres y dos Grupos Móviles (de Investigación) de 25 individuos cada uno, uniformados con pantalón azul, camisa caqui y gorra azul con cordón blanco. Desde mediados de dicho mes comenzó a prestar los servicios encomendados por el Comité de Enlace por toda la ciudad y distintos pueblos, sobresaliendo en el asunto de las detenciones. Las Milicias se asentaron en el —hoy desaparecido— antiguo edificio de Hacienda, conocido entre la población local como el cuartelillo. Sus jefes fueron el socialista Pompeyo Hernáiz Nuño y el cenetista Justo Mora Latorre. De aquí partían los dos grupos mencionados, cuyos responsables eran Alejandro Delgado Fernández y Agustín Álvarez Navarro. Sus muros fueron prisión para un número indeterminado de enemigos del régimen y testigo de duros interrogatorios que, en ocasiones, acabaron en el paseo. Las fuentes franquistas no dudaron en considerarlo una checa. Su presencia como espacio represivo se alargó hasta finales de 1936.
Autor: SNC