Aunque el 1 de abril de 1939 el general Francisco Franco daba por terminada la Guerra Civil, la paz estuvo muy lejos de llegar al país. La fuerte represión supuso que muchos militares republicanos buscaran refugio en las zonas montañosas de la provincia de Toledo, al igual que ocurrió en el resto de España. A ellos se unieron huidos de las cárceles franquistas, que fueron formando, hasta 1944, pequeñas partidas que actuaban con independencia, sin organización política y, en un primer momento, por pura supervivencia. Sus principales actuaciones se centraron en el robo en casas de campo para proveerse de alimentos, dinero y armas y, en ocasiones, secuestraron a personas adineradas para cobrar el rescate y comprar determinados productos a sus enlaces.
En 1943, en la comarca de La Jara, la partida de “Quincoces” contaba con un alto número de integrantes, por lo que rápidamente incrementaron sus acciones. Destaca el golpe que el 17 de mayo llevaron a cabo unos 15 hombres en Belvís de la Jara, en el camino que conducía a Aldeanueva de Barbarroya, donde atracaron y retuvieron durante unas horas a varias decenas de personas que regresaban a sus pueblos tras haber estado en las ferias de Talavera de la Reina.
Este tipo de atracos fueron bastante frecuentes por parte de los guerrilleros, que alegaban que era una forma de luchar contra el régimen. Sin embargo, deterioraron la imagen pública de los huidos, alimentando las tesis de la Guardia Civil, que los presentaba como delincuentes y bandoleros.
Autora: LPG