El golpe de estado del 18 de julio se sofocó en Tarancón sin apenas incidentes, siguiendo la tónica general de la provincia de Cuenca. Las milicias socialistas y ugetistas, apoyadas por las comunistas, se hicieron con el control del pueblo tras asaltar el Cuartel de la Guardia Civil y recoger armas en casas particulares.
Aunque se dieron algunos casos antes, la violencia se desató a finales de julio, con la llegada de las milicias de Cipriano Mera. El contexto general era de pérdida del control de la situación por parte de las autoridades oficiales: los organismos de la administración quedaron paralizados mientras que las fuerzas de seguridad, sobre las que recaía la sospecha de apoyar a los sublevados, eran desplazados por las milicias armadas. Éstas sembraron la violencia sobre los que consideraban sus enemigos, personas de derechas, propietarios y religiosos.
Junto con los anarquistas locales, los milicianos de la Columna del Rosal detuvieron a once personas consideradas de derechas y las fusilaron. A partir del 15 de octubre de 1936 se instalaron en Tarancón y tomaron el control de la población hasta diciembre. En esos meses constituyeron una Brigada de Investigación que se desplazaba a las localidades cercanas para practicar detenciones: miembros de la CEDA y de FE fueron atrapados de esta manera, para después ser trasladados a Tarancón, donde se les fusilaba.
Autora: ACP