La violencia revolucionaria fue especialmente intensa en los primeros seis meses tras el golpe de Estado: los comités se hicieron con el poder en las calles, mientras los organismos oficiales y las fuerzas de seguridad paralizaban su actividad. Las milicias locales fueron dueñas de la situación entre julio y diciembre de 1936, imponiendo el terror sobre quienes tenían por sus enemigos: las personas consideradas derechistas y católicas.
Un Comité de Salud Pública, controlado por la CNT, recibía las denuncias de aquellos sospechosos y ordenaba su detención, tras lo cual algunos eran conducidos a la Prisión Provincial, pero otros acababan en los centros de detención conocidos como “checas”, donde tras ser interrogados y torturados, se les ejecutaba y se abandonaba sus cadáveres en fosas comunes o cunetas de las carreteras. La Prisión Provincial tampoco era garantía de seguridad, porque desde este lugar se produjeron “sacas”, que consistían en extraer a los presos para fusilarlos
Bandas de milicianos armados patrullaron de pueblo en pueblo arrestando personas y trasladándolas a la capital, como la banda de Pambarato. En algunas localidades, como en Picazo del Júcar, las milicias autóctonas evitaron este tipo de detenciones. En algunas ocasiones, las bandas ejecutaban a los detenidos directamente en las afueras de los pueblos visitados: así ocurrió con la columna liderada por Francisco del Rosal, que sembraba los lugares por los que pasaba de saqueos, destrucciones de iglesias y ejecuciones.
No está claro el número de víctimas de esta violencia en Cuenca, ya que las fuentes existentes se contradicen y presentan errores, y faltan investigaciones meticulosas localidad por localidad. Ana Belén Rodríguez ha situado la cifra de asesinados en 516, utilizando fuentes como el registro civil. La magnitud de la violencia fue menor en Cuenca que en Albacete o Toledo, y dentro de la misma, no hubo fusilamientos en la gran mayoría de los pueblos. Las localidades en las que más asesinatos se produjeron fueron la propia capital y Tarancón, seguidas a una distancia importante por Quintanar del Rey, Uclés y Casasimarro
Autora: ACP