Durante la guerra civil, Cuenca fue el objetivo de 5 bombardeos que en total ocasionaron 34 muertos, así como gran número de heridos y destrucción de carácter material. La madrugada del 5 de agosto de 1937 tuvo lugar el más cruento, ya que durante este ataque aéreo murieron 15 personas. El objetivo principal había sido la estación de tren de la ciudad, un punto clave en las comunicaciones entre Madrid, Castilla-La Mancha y Levante.
En Cuenca se construyeron una veintena de refugios antiaéreos durante la guerra civil bajo la coordinación de la Junta de Defensa Pasiva, que obtuvo la colaboración de ingenieros en minería procedentes de Asturias. Las galerías se abrían con dinamita, se descombraban utilizando la ayuda incluso de niños de los colegios cercanos y posteriormente se reforzaban con bóvedas de hormigón
de los cuales dos se adecuaron para uso turístico entre 2009 y 2019: los localizados en el túnel de la calle Alfonso VIII, de 250 metros, y bajo la calle Calderón de la Barca, de 130, en el que se estableció en 2019 un Centro de Interpretación de la Guerra Civil que organizaba visitas teatralizadas para el público. Ambos fueron mantenidos en época de la dictadura para que pudieran ser utilizados durante la Segunda Guerra Mundial si España acababa siendo involucrada en el conflicto: el túnel de Calderón de la Barca fue reforzado en esta etapa con ladrillos de doble hueco.
Las humedades y el riesgo de desprendimientos que aquejaban a ambos aconsejaron su cierre en 2019, mientras que las malas condiciones en las que se encontraba un tercer refugio, situado en el Cerrillo de San Roque, han evitado que se pueda abrir al público. En 2021 el túnel de Calderón de la Barca fue abierto al público de nuevo.
Autora: ACP