El convento de las Dominicas, fundado en el siglo XV, fue incautado por las organizaciones obreras en los primeros días tras el golpe de estado de julio de 1936. Tuvo dos funciones principales durante la guerra civil. En primer lugar, fue utilizado como centro de detención – conocido como “checa”- durante los primeros meses de conflicto, cuando las instituciones oficiales perdieron el control de la situación y las milicias armadas se hicieron con el poder en las calles, desatando una ola de represión sobre aquellos que consideraban sus enemigos, fueran golpistas o simplemente conservadores, religiosos o propietarios. Por otro lado, también ejerció de local de acogida de refugiados, convirtiéndose en la sede del Comité Provincial de Refugiados a lo largo del conflicto. Este Comité era el encargado de organizar a nivel provincial la asistencia a los refugiados que llegaban de otros lugares.
El problema de los refugiados fue uno de los más importantes a los que tuvo que hacer frente Ciudad Real. Éstos empezaron a llegar por miles a la localidad ya en los primeros momentos de la guerra, y continuaron protagonizando oleadas entre 1937 y 1938 de personas procedentes de Madrid, Andalucía y Extremadura, huyendo de la guerra y del avance de los sublevados. Así, para finales de 1937, la población de Ciudad Real era casi el triple: si antes de la guerra eran 26.000 habitantes, entonces se habían alcanzado los 76.000. Esto supuso una enorme presión para la ciudad, que tenía que repartir los escasos alimentos y viviendas disponibles entre una población muy superior a la normal.
Autora: ACP