Desde 1940 se movieron por la provincia de Cuenca huidos de los campos de trabajo y de las cárceles. No eran demasiados cuantitativamente, pero sí destaca el hecho de que estos lugares de represión fueron el foco que permitieron establecer relaciones entre los represaliados que se unirían a la guerrilla.
Entre los primeros huidos a la sierra se encuentra Mateo Sánchez Arrazola “El Abuelo”, en mayo de 1946, junto a su hijo Tomás, tras haber sido amenazado de muerte por la Guardia Civil. Se escondieron en una cueva en Riodeva, acompañados de los guerrilleros “Chaval”, Francisco Jurado “Cojonudo” y “Nelson”, Doroteo Ibáñez Alconchel “Ibáñez”, León Quílez Quílez “Pedro”, José Argilés Jarque “Manolete” y Antonio Ardanuy Bardají “Julio”. Así, entre 1946 y 1949, se irían incorporando guerrilleros y enlaces a la sierra, sin otra alternativa, al ser perseguidos por la Guardia Civil.
Otros huidos procederían de los batallones de trabajo. Es el caso de Amador Méndez de la Cruz “Méndez” y Emilio Cócera Valverde “El Clavel”. El primero tendría una influencia notoria en la constitución del AGLA, pues ya desde mayo de 1944 recibía ayuda por algunos vecinos de Vindel.
Al mismo tiempo se reorganizó la Comandancia de la Guardia Civil, a comienzos de 1944. Se regirá por la 201, dirigida por el teniente coronel Casimiro Calderón. En Cuenca se instaló la cuarta compañía, mientras que las otras tres tenían cabecera en Tarancón, Motilla del Palancar y San Clemente. Cuando comenzaron las operaciones de la 5º Agrupación de Guerrilleros de La Mancha y llegaron los primeros guerrilleros desde Francia, la Comandancia estaba formada por 14 jefes y oficiales, 31 suboficiales y 596 agentes.
Autora: LPG