La iglesia, colegio y residencia de los jesuitas de la actual Plaza del Pilar tuvieron que desalojarse en 1932, tras decretarse la disolución de la Compañía de Jesús. En una sala de la residencia se inauguró en 1934 el Museo Provincial de Ciudad Real, con obras de los famosos artistas locales Ángel Andrade y Carlos Vázquez, que las entregaron en depósito sus propietarios, la Diputación Provincial y el Ayuntamiento, respectivamente. Además la colección siguió creciendo gracias a las donaciones del Museo Nacional de Arte Moderno. Durante la guerra, en este recinto se instaló también la Junta Provincial del Tesoro Artístico, que tenía como finalidad la protección del patrimonio de la provincia. Al ser mayoritariamente de carácter religioso, con el comienzo de la guerra y revolución en julio de 1936 había sufrido grandes pérdidas, por la furia iconoclasta de los revolucionarios. La Junta protegió la colección del Museo, que no sufrió ningún deterioro durante el conflicto, y además envió delegados por toda la provincia con el fin de incautarse de las principales piezas y llevarlas al depósito que tenía en sus instalaciones con el fin de protegerlas.
Pese a la escasez de efectivos y de medios su labor sería encomiable, como se puede deducir de la relación enviada a la Junta Central en el segundo semestre de 1938 sobre los objetos artísticos recogidos y conservados en su almacén y de los elogios tanto de los expertos de la República como de los miembros del Servicio de Recuperación franquista. Entre ellos había ciento ochenta y una pinturas, dieciséis esculturas, tres grabados y noventa y nueve piezas de artes industriales. También llevaron a cabo una estimable labor en cuestión de conservación de monumentos, destacando el Palacio de Álvaro de Bazán, de Viso del Marqués, y el retablo del Altar Mayor de la Catedral, obra de Giraldo de Merlo.
Autor: FAM
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