La guerrilla de Ciudad Real, que hasta el verano de 1947 logró mantenerse y sobrevivir sin percances demasiado graves, empezó su verdadero declive a partir del mes de julio con la llegada del teniente coronel Eulogio Limia.
La táctica represiva del teniente coronel Limia se basaba en la captura de guerrilleros vivos para convertirlos en confidentes, asegurándose toda una serie de éxitos contra la guerrilla, que culminaron en el desmantelamiento de la misma, primero en Toledo y luego en Ciudad Real. Su forma de represión era implacable contra los guerrilleros, pues los convertía en individuos al servicio de la dictadura y traidores de sus compañeros de guerrilla.
Las contribuciones de los delatores culminaron con grandes éxitos para Limia. Entre ellos se sitúa el exterminio de la partida de “Lazarete”, gracias a la colaboración de “El Lechuga”, que les indicó que este grupo se movía por la Sierra Mochuelo (entre San Benito y Alamillo), así como los enlaces que les ayudaban. Captaron a uno de los enlaces y formaron una contrapartida dirigida por el cabo Jesús Ortiz López. El enlace se citó con “Lazarete” en una casilla situada en la dehesa de Fuenfría o Sierra Mochuelo. La contrapartida del cabo Ortiz actuó la mañana del 5 de marzo de 1948, rodeando la casilla y asesinando a “Lazarete” y a su esposa.
Por orden ministerial del 8 de octubre de 1949, una vez cumplida la misión encomendada de aniquilar la guerrilla en Ciudad Real, Limia fue cesado en el mando de la Comandancia y sustituido por el teniente coronel Pedro Vázquez Méndez.
Autora: LPG