Toledo supone la segunda provincia de Castilla-La Mancha con mayor número de fosas comunes registrada en el Mapa de Fosas (a esperas de la actualización de Ciudad Real tras los estudios realizados por el proyecto de Mapas de la Memoria por la UNED), aunque la mayoría de ellas, como sucede en el resto de las provincias, carecen de cualquier tipo de intervención y se desconoce su número exacto de víctimas.
El caso de Ocaña es excepcional puesto que en Ocaña se encontraba un célebre y duro penal, en el que se levantó un recinto habilitado como campo de concentración que superó los 2.000 internos. Operó únicamente durante abril de 1939, pero en sus apenas veinte días de operación absorbió los contingentes de los pequeños y breves campos de concentración de Orgaz y Los Yébenes.
Se localizan 3 fosas diferentes dentro del cementerio, fruto de las vejaciones que sufrieron en el penal o, directamente, por asesinatos extrajudiciales o fusilamientos. La fosa no ha sido exhumada y no se conoce a ciencia cierta el número de víctimas, pero desde un primer momento fueron habituales las visitas de familiares. Antes incluso de la muerte del dictador, los familiares señalizaban las fosas con el uso de lirios y se empezó a recaudar dinero para poder elaborar un monolito conmemorativo. Todo este trabajo familiar finalmente se materializó a través de la dignificación de la fosa con este monumento y la creación de la Asociación de Familiares de Ejecutados en el Cementerio de Ocaña. Frente a este trabajo familiar, destaca de forma negativa la participación nula del ayuntamiento en los procesos de democratización: aún están en pie los monumentos franquistas en la localidad.
Autor: RAL y AVF.