Toledo supone la segunda provincia de Castilla-La Mancha con mayor número de fosas comunes registrada en el Mapa de Fosas (a esperas de la actualización de Ciudad Real tras los estudios realizados por el proyecto de Mapas de la Memoria por la UNED), aunque la mayoría de ellas, como sucede en el resto de las provincias, carecen de cualquier tipo de intervención y se desconoce su número exacto de víctimas. Dentro de la provincia, existen al menos 3 fosas comunes que no han sido intervenidas, pero sí dignificadas a través de la instalación de placas conmemorativas. Las cifras de la represión franquista en Toledo siguen sin estar claras, pero los estudios de la última década se acercan cada vez más al entorno de las 5000, siendo la razia la forma principal forma de represión durante el conocido como “primer terror”.
El Valle de los Caídos es el monumento franquista más visible, la muestra más clara de la pervivencia de la materialidad franquista en la España democrática. Su construcción se inició al fin de la guerra y, aunque debería haberse terminado en el curso de un año, fue concluido en 1959. Aunque en principio se planteó como monumento a los caídos por Dios y por la Patria, como otros tantos monumentos y conmemoraciones, al final de su construcción se mostró como un símbolo de la “concordia” y múltiples fosas fueron trasladadas, tanto de sublevados como de leales a la República, llevados estos últimos sin consentimiento de los familiares. La fosa de Torrijos contenía los restos de Pedro Madrigal Agraso, trasladado el 04 de mayo de 1962, probablemente afín al régimen.
Autor: RAL