Aunque el 1 de abril de 1939 el general Francisco Franco daba por terminada la Guerra Civil, la paz estuvo muy lejos de llegar al país. La fuerte represión supuso que muchos militares republicanos buscaran refugio en las zonas montañosas de su entorno. A ellos se unieron huidos de las cárceles franquistas, que fueron formando, hasta 1944, pequeñas partidas que actuaban con independencia, sin organización política y, en un primer momento, por pura supervivencia. Sus principales actuaciones se centraron en el robo en casas de campo para proveerse de alimentos, dinero y armas y, en ocasiones, secuestraron a personas adineradas para cobrar el rescate y comprar determinados productos a sus enlaces. Aunque fueron numerosas las partidas que surgieron en este tiempo, pocas fueron relevantes.
El 28 de diciembre de 1945 fueron detenidos en una finca de Mohedas de la Jara Joaquín Blas Romero “Estraperlista” y Luis Rodríguez López “Sancho” que, torturados, confesaron a la Guardia Civil la ubicación del campamento de “El Obispillo”. El asalto fue preparado para la noche del 30, en el que las fuerzas de seguridad rodearon el campamento. Al amanecer comenzó un intenso tiroteo entre la Guardia Civil y los guerrilleros, que intentaron escapar por la desembocadura del Arroyo del Obispillo en el Río Gualija. Consiguieron escapar algunos de ellos, pero murieron 3 guerrilleros y 5 fueron detenidos. Con el desastre de El Obispillo la 14ª División quedó desorganizada y con nulas posibilidades de recuperarse.
Autora: LPG