Los campos de concentración franquistas surgieron en las horas próximas a la sublevación del 18 de julio de 1936, y se fueron extendiendo con el avance del Ejército sublevado. Estos campos de concentración fueron centros de detención ilegal y extrajudiciales regidos por la administración militar y utilizados para internar y clasificar, sin juicio, a los prisioneros de guerra y evadidos republicanos.
De los 38 campos de concentración ubicados en Castilla-La Mancha gracias a las investigaciones de Carlos Hernández de Miguel, 7 de ellos se encontraron en la provincia de Guadalajara, la mayoría de los cuales (5) tuvieron un carácter provisional, y dos de ellos fueron campos estables. Asimismo, solamente la ubicación de uno de ellos se ha conseguido localizar por completo, mientras que el resto de estos campos, seis, no tienen una localización exacta.
En Guadalajara capital los campos de concentración comenzaron a ser habilitados en la plaza de toros, donde fueron trasladados miles de prisioneros por el Corpo Troppe Volontaire (CTV) italiano cuando entraron en la ciudad el 28 de marzo. Posteriormente, se habilitaron dos campos de concentración, situándose el primero de ellos en el convento de Las Bernardas, conocido como Guadalajara 1. El segundo campo de concentración en la capital, conocido como Guadalajara 2, estuvo habilitado por la 7ª Bandera de la Falange en la fábrica de automóviles La Hispano Suiza. Algo menos de 1.000 hombres permanecieron como prisioneros, hasta que el día 20 de abril fueron trasladados a un campo sin especificar de La Coruña. En total, durante el mes de abril de 1939 que se mantuvo operativo el complejo concentracionario provisional de Guadalajara acumuló más de 7.000 prisioneros.