Los campos de concentración franquistas surgieron en las horas próximas a la sublevación del 18 de julio de 1936, y se fueron extendiendo con el avance del Ejército sublevado. Estos campos de concentración, según el historiador Javier Rodrigo, fueron centros de detención ilegal y extrajudiciales regidos por la administración militar y utilizados para internar y clasificar, sin juicio, a los prisioneros de guerra y evadidos republicanos. En un número menor de ocasiones, estos campos también albergaron a poblaciones civiles cuando la toma de un territorio implicaba la caída en bando sublevado de grandes masas de ciudadanos, así como a los refugiados de la Segunda Guerra Mundial procedentes de Francia.
De los 40 campos de concentración ubicados en Castilla-La Mancha gracias a las investigaciones de Carlos Hernández de Miguel, 13 de ellos se encontraron en la provincia de Ciudad Real, la mayoría de los cuales (10) tuvieron un carácter provisional, y tres de ellos fueron campos estables. Asimismo, solamente las ubicaciones de tres de ellos se han conseguido localizar por completo, mientras que 10 de estos campos no tienen una localización exacta.
Del campo de concentración estable de Daimiel, en cambio, sí que se conoce su ubicación principal en el convento del Santo Cristo de la Luz de los Padres Pasionistas, en el que se encontraba el 90% de los internos y en el que fueron juzgados los cautivos, encontrándose grupos más pequeños de cautivos en la cárcel y en el Ayuntamiento. Fue un campo estable, que operó desde abril hasta, al menos, noviembre de 1939, y en el que se mantuvieron encerrados cerca de 1.200 prisioneros.
Autor: AVF